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Tantra textual

Parece que voy viendo un poco mejor y que oficialmente puedo pasar algún tiempo frente a la pantalla. Pero sin abusar. Lo que peor llevo es no poder leer con intensidad, pero sobre todo no poder escribir. Y en estos días sin sentarme al ordenador se me han acumulado unas tremendas ganas de darle al teclado. Como no tenía otra cosa que hacer, he seguido madurando argumentos para libros y artículos. Cada vez son más, y, en consecuencia, cada vez tienen menos posibilidades de hacerse realidad. Será cuestión de selección natural. Muchos morirán, pero los más fuertes podrán convertirse en letra impresa (o virtual). De hecho, algunos están a punto de salir a la luz, lo intuyo.

Ahora, al tocar el teclado del ordenador, siento bajar la escritura por los brazos hacia la punta de los dedos. Percibo ese placer casi como el del orgasmo, una energía que se desplaza de un lugar a otro, que quiere salir a la superficie, pero que aún no encuentra el modo. Supongo que no tardará en ver la luz. Aunque ahora me debato entre seguir las leyes del Tantra textual o dejar que la energía se plasme en forma de letras. Mejor aguanto un poco más. Solo un poquito. Algo me dice que el placer será mayor.

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Comentarios

  1. MAHN, los placeres que esperan son aquellos que se gozan con mayor intensidad (véase si no el tradicional dicho de que la venganza es un plato que se sirve frío). Seguro que tus dedines desprenderán talento y amenidad a partes iguales en cuanto pilles el teclado sin trabas de ninguna clase. Un abrazo fuerte de este que te admira (se te echó de menos el viernes, pollastre).

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  2. Guarda, guarda.
    Estoy con sushi, cuando llegue el momento será un torrente, una cascada que despeñará por los roquedos y la estepa de los días sin luz.
    Guarda, y verás.

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