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Presente continuo (2 - 8 mayo)

VIERNES 2 / Festival I  
Te levantas temprano para escribir el “Presente continuo” de la semana y dejarlo enviado antes de irte al SOS 4.8. Lo escribes de un tirón y contestas varios mails porque sabes que los próximos dos días vas a estar desaparecido. A mediodía, quedas con A. y J. para preparar un evento del que aún no puedes decir nada pero que ya está poniendo nervioso. De ahí, directamente sales para el recinto en el que se celebra el festival. Llegas más tarde de la cuenta, con las conferencias ya empezadas. De pie, en el suelo, y en los palés que hacen de asiento asistes a las conferencias hasta las nueve. Es, sin duda, la de Kiko Amat la que más te interesa. Todo lo demás te pilla algo lejos. El tema de este año –el fenómeno fan– te interesa menos; y la exposición y el sentido de estética relacional pop y política soft de todo lo que ves tampoco te llega; no es el arte en el que más crees. Aun así, puedes entender que para un contexto como un festival de música sea lo más aceptable.

Después de las conferencias, te encuentras con L. y M. Y también con J., y F., y R., y mil personas más –casi decides obviar la cantidad de iniciales porque sería eterno–. Entras un momento a la zona VIP a tomar una cerveza y ya no puedes parar de saludar. Al principio, es algo simpático; hay mucha gente a la que hace tiempo que no ves. Pero llega un momento en el que comienza a convertirse en algo siniestro. Es un acto que casi se repite en bucle y llega a agobiarte por momentos. Además, la zona VIP este año está a reventar. Parece que hay más gente que en el exterior. Así que decidís salir de allí para cenar y escuchar algún concierto.

Los grupos de hoy no te interesan demasiado. A lo lejos escuchas el concierto de The Strypes y eres consciente de que son muy buenos. Te comes una hamburguesa de buey fría porque has estado casi una hora en la puerta esperando a dar unas entradas y los móviles no funcionan. A las doce, aún no has entrado en “modo festival”. Demasiada gente, demasiados compromisos, demasiados líos. Y a la gente a la que quisieras encontrar no la encuentras. En el concierto de The Prodigy casi desapareces en un torbellino humano. Más tarde, cuando casi todos se van, te quedas con J. y con E. Y a las cinco te quedas solo. Quisieras aguantar algo más, pero sientes que ya es hora de volver a casa. Regresas andando y te tomas un gofre de chocolate que tienes que tirar a medio camino. Es de lo peor que has probado nunca.

SÁBADO 3 / Festival II
La cabeza te explota. Apenas has dormido. Aun así, sales a tomar un aperitivo con R. y ves la actuación de León Benavente en la plaza de Santo Domingo. Es uno de tus grupos favoritos. Coméis con L. y M. y vuelves un rato a casa para regresar a las conferencias del SOS. Las de esa tarde no están mal. Pero hay un momento en el que comienzan a hablar en inglés y te parece fuera de tono y de lugar y te vas a los conciertos. Recoges a R., cenáis mientras escucháis de fondo a Damon Albarn, elegante y sutil, y enseguida os adentráis en el concierto de León Benavente. Lo bailas y lo cantas todo. Sales cansado, casi como si hubieras estado haciendo ejercicio. Después, Phoenix. También están de lujo. Pero en el fondo hoy lo que quieres es escuchar a Pet Shop Boys. Es un subidón. Un concierto lleno de himnos. Un espectáculo que ocurre al lado de tu casa. Lo ves con R. muy cerca del escenario, los dos solos. Disfrutas viéndola saltar y divertirse. Las treinta mil personas desaparecen y sólo estáis vosotros dos. Y la música. Cuando acaba el concierto, abusas del Jagermeister. Demasiado. La VIP vuelve a estar a reventar. Alguien le pregunta a M.: “¿qué hay allí dentro?” Se refiere  a lo que está sucediendo al otro lado, es decir, al festival. Hay gente que no ha salido de la VIP en los dos días.

A las cuatro y pico te vuelves a quedar solo. Pero esta vez no te quieres ir. No sabes si habrá más SOS. Y quieres quedarte hasta el final. Localizas milagrosamente a N. y te quedas con él resto de la noche. Se cuela en la VIP cuando ya casi no queda nadie y os podéis sentar un rato. Miras tu bolsillo y te quedan aún algunos tokens. No quieres pensar en lo que te has gastado este festival, pero tienes claro que no vas a dejarlos perder. Volvéis al Jagermeister. Es una locura. Salís a dar una vuelta por el recinto. Ninguno de los DJ’s te gusta especialmente, pero no estás dispuesto a irte. Es en ese momento cuando veis a LMR –los cinco–, os fundís en un fuerte abrazo y os quedáis con ellos. Te dan a fumar algo que te marea. Y justo entonces comienza a sonar el vals que cierra el escenario grande. Lo bailas con energía como si de repente todo el cansancio se hubiera evaporado. Levantas por los aires a las chicas de LMR. Hay allí amistad. Amor expandido. Emoción. No había mejor manera de acabar. Sales del recinto feliz, con la sensación de que todo se ha cumplido y que el festival tenía que terminar así. Quizá sea el Jagermeister. Es posible. Aunque ahora, mientras lo escribes, lo sigues experimentando. De camino a casa vuelves a comprar un gofre de chocolate en el mismo puesto del día anterior. Esta vez te sabe a gloria. Son casi las siete. Ha amanecido. Miras hacia atrás desde el otro lado del río y ves el escenario vacío ya iluminado por los primeros rayos de sol. Sientes una nostalgia extraña, una felicidad paradójica.

DOMINGO 4 / Día de la madre
Dormitas todo el día. Te levantas, te acuestas, te vuelves a levantar... Entre sueños, piensas en tu madre. Sueñas con ella. Parece que está viva. Las personas que hemos amado nunca mueren del todo.

LUNES 5 / Modo linterna
Clase a primera hora sobre el neo-dadaísmo en Filosofía. Acabas con el 4’33’’ de John Cage. Como siempre, la obra resulta polémica. Después de más de cincuenta años, el silencio sigue siendo subversivo.

Regresas a casa y te encierras con Modo linterna, el libro de Sergio Chejfec que publica Candaya y tienes que presentar mañana. Lo lees de un tirón, todo el día casi sin levantarte del sofá. Es uno de los escritores que más admiras. Lo descubriste hace unos años y desde entonces no has podido parar de leerlo. Es un privilegio que vaya a venir a Murcia. Los relatos de Modo linterna son una especie de mapa de todos sus temas y maneras de escritura. El viaje, la descripción, la sensación de extranjería, las fronteras entre géneros, la capacidad innata y personal de analizar la realidad…, muy pocos escritores escriben como Chejfec. Sin lugar a dudas es uno de los grandes.

MARTES 6 / Amistad
Por la mañana preparas la presentación y esbozas una serie de ideas sobre lo que vas a decir. A mediodía recoges a Chejfec en el hotel y salís a almorzar. Sientes la cercanía y la conexión inmediatamente. Su conversación es tan inteligente e incisiva como sus textos. Hablar con él es aprender. Después, das una hora y media de clase de Crítica de Arte y regresas a la Murcia para el evento en AB9. Al final asiste más público del que creías. Presentas algunas de las líneas maestras del trabajo de Chejfec y luego le das las palabra. Y cuando habla, de nuevo aprendes. Es brillante. Algún día recordarás estos momentos. Un privilegio absoluto poder compartir mesa y conversación.

Tras la presentación y unas cervezas, cenáis y regresáis un rato a AB9 para tomar la última y celebrar el cumpleaños de T. Allí ves a P. y te dice que lee tu Presente continuo. Sientes inmediatamente la responsabilidad, pero enseguida se te pasa. Todo acaba, de nuevo, en una puesta de largo de la amistad.

MIÉRCOLES 7 / Tarde libre
Clase de en Filosofía. Cansado. Después, visita con los alumnos de Crítica de Arte a varias exposiciones. Percibes cierto interés y te contagian. Por la tarde, te recluyes en casa. Te das cuenta de que es la primera tarde libre en más de tres semanas. La aprovechas para corregir trabajos y enviar mails. Esta semana no has tocado la novela.
Por la noche, ves cómo el Madrid tira la liga a la basura.

JUEVES 8 / Escritores
Por la mañana, clase de Crítica de Arte en Bellas Artes. Es la última del cuatrimestre. Vas a echar de menos a ese grupo. Pero ya el cuerpo va pidiendo descanso. Necesitas tiempo para escribir. Por la tarde, en Molina de Segura, mesa redonda de “Nuevos Narradores”, con Juan Soto Ivars y Ginés Sánchez. Presentáis vuestros libros y habláis de literatura. Hacéis un trío curioso; parecéis los hermanos Marx. Queda todo ligero y divertido. Después, unas cervezas en Molina y unas copas en Murcia entre amigos. Mañana tienes clase temprano, pero te apetece acompañar a J. un poco más. La noche, para variar, vuelve a alargarse. La literatura te mata y te da la vida. Ya sientes la resaca.

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