El amor, el amor

Vuelvo momentáneamente a Roland Barthes. Releo Fragmentos de un discurso amoroso y me adentro en El discurso amoroso, que recoge las notas del seminario que dictó entre 1974 y 1976 en la École des hautes études en sciencies sociales. Me encuentro aquí figuras nuevas no incluidas en el célebre primer libro. Como no podría ser de otro modo, vuelvo a caer fascinado por la prosa de Barthes. Y me conmuevo con muchas de las frases que salpican las más de seiscientas páginas del libro. Algunas son para tatuárselas por todo el cuerpo y no borrarlas jamás.

"Soy asimétrico con respecto al mundo".

"Mil parásitos se alojan en mi voz y la extenúan: patino sobre mi propio discurso".

"Sólo reescribo, hasta el infinito: no sabría a quién desear, no sabría qué hacer, sin libro para guiarme. Siempre encuentro un libro que da cuerpo (lenguaje, anécdota, emoción) a mi deseo".

"Cuando llega, la plenitud destruye el tiempo: quédate un poco más, momento tan bello (…) Sueño con una época que hubiera dejado atrás su sentido, sueño con un placer inscrito –y no circunscrito–, con una hora que quede fuera del círculo de las horas".

"Tu boca, una vez más, ya que todo está perdido para siempre".


Y yo, desde este no (ha) lugar, quisiera poder estar leyendo este libro eternamente.

Comentarios

  1. Me encanta encontrarme con este tipo de recomendaciones y, por supuesto, tomo buena nota.
    Un abrazo

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