Algunos libros
En estas semanas de locura conferencial y textual apenas estoy teniendo tiempo para leer novelas. Aun así, algo voy leyendo de cuando en cuando, en las noches isomnes y en los entreactos de más de diez mintuos. De las últimas cosas que he leído, me quedo, sin duda, con La nueva taxidermia, el último libro de Mercedes Cebrián. La primera de las dos novelas cortas que componen esta obra es magistral, una reconstrucción de los espacios de la memoria realmente perturbadora. También la segunda parte merece la pena, aunque no me ha llegado a convencer tanto. Y hablando de "segundas partes", también he podido leer Segunda parte, de Javier Montes. Eso de segundas partes nunca fueron buenas no se cumple aquí. Es un libro escrito con una prosa envidiable. De todos modos, me sigo quedando con Los penúltimos, su primera novela. La historia me resulta mucho más atractiva, aunque es cierto que este último libro parece mejor resuelto, y que hay ciertos párrafos para enmarcar. Para enmarcar también es Constatación brutal del presente, de Javier Avilés. Es lo primero que leo de este autor en formato impreso. Su blog, El lamento de Portnoy, es de lo mejor que uno se puede encontrar en la blogosfera. Este libro nace precisamente de la intersección entre ese mundo y el mundo de la literatura. Y es de los libros más valientes y libres que he leído en tiempo. Una destrucción absoluta de la literatura. Un "no va más" que, sin embargo, se lee de un tirón y con una intensidad increíble. Intensidad que proporcionan las palabras y el ritmo de la narración, y no lo narrado. Es casi literatura abstracta. La última literatura que se puede hacer antes de callarse para siempre. Difícil seguir adelante después de esta literatura salvaje. Y, por último, hablando de salvajismo literario, debería dar mi opinión también sobre Las teorías salvajes, el libro de Pola Oloixarac que he finalizado estos dáis. Confieso que aquí no seré imparcial. Me enamoré del libro desde la solapa. Un ser angelical como el que aparece en la foto sólo podría escribir algo bello. Pero me equivoqué absolutamente. Nada de belleza angelical hay en el libro. Las teorías salvajes es un libro crudo y salvaje. Lleno de teorías e historias. Un mapa de la subjetividad contemporánea, penetrada (en todos los sentidos) por las nuevas tecnologías, la filosofía, las teorías y los cuerpos. Es una interesección del texto con el cuerpo. El lugar de contacto y de fricción entre lo inmaterial abstracto de la teoría y la crudeza baja del cuerpo. Casi un materialismo bajo, que diría Bataille. Yo, lo confieso, he quedado absolutamente enamorado de Pola Oloixarac (en todos los sentidos). Y no me importa ponerme a sudar cuando pronuncio su nombre.
Yo quiero leer más y más!
ResponderEliminarDejé las teorías salvajes plantadas hace algunos meses...después de leer este post, creo que quizá es el momento de volver a ponerme en marcha...gracias!
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