Ir al contenido principal

Lerturitas

Ale, cerrado el chiringuito. Salvo alguna corrección que otra que tendré que hacer, no vuelvo a escribir una palabra académica hasta finales de agosto. Me siguen quedando las columnas de La Razón, pero es un trabajo que hago con gusto. Es tiempo ahora para la ficción y la literatura. Y como cada verano me voy a poner de libros hasta las cejas. Eso sí, a diferencia de otros veranos, el thriller salchichero y el best-seller de cabecera va a ser reducido a su mínima expresión. He pasado casi todo el año sin leer literatura inteligente y no puedo permitirme el lujo de tirarme al fango sueco como en otros años. El cebo, de José Carlos Somoza ha sido mi única incursión de momento. Somoza siempre me ha gustado. Zig Zag me pareció un novela magistral (dentro del género, hablamos), así como Clara y la penumbra. Pero este cebo no me ha acabado a mí de seducir del todo. Quizá es que esperaba demasiado. O que, como siempre, las circunstancias en las que lo he leído (con cientos de interrupciones y trabajando en cosas que me despistaban demasiado) no han sido demasiado propicias.

Después de El cebo, y entre episodio y episodio de Fringe (serie que he descubierto y que ya me obsesiona) esta semana han caído dos libritos fabulosos: Autobiografía sin vida, de Félix de Azúa, y Mi madre, de Richard Ford. Este último es una pequeña joya que me ha emocionado tremendamente. Reconozco que la historia era demasiado cercana como para hacer una lectura neutral. Aun así, puedo decir que es uno de los mejores libros que he leído este año. Justo, contenido y elegante. El libro que me gustaría haber escrito. El de Félix de Azúa es otro tipo de memoria. Una historia de la imagen y de la palabra filtrada, como no puede ser de otro modo, por lo personal y la memoria. Probablemente lo ponga de lectura obligatoria para mis alumnos de Bellas Artes este año. Las fronteras entre el ensayo, la crítica cultural, la memoria y la narración son ya imperceptibles.

Ahora he comenzado a leer Los muertos, de Jorge Carrión. Y lo que llevo me está interesando bastante. Sobre la mesita de noche, a modo de recámara, ya he posicionado Baroni: un viaje, de Sergio Chejfec (que ya he comenzado a leer páginas y me está fascinando), El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan, de Patricio Pron, y Aire nuestro, de Manuel Vilas, que se me quedó en el tintero el año pasado.

Y una confesión. Por circunstancias de la vida, no he leído aún a Javier Marías. Pero esta mañana he comprado la trilogía de Tu rosto mañana. He leído el primer párrafo y me he quedado enganchado. Se advierte ahí literatura mayor. No sé si voy a poder esperar.

Comentarios

  1. Hablando de escribir te acabo de enviar un mail bastante urgente sobre esa misma cuestión.
    Dime algo (por mail).
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Querido Mahn,
    Tiempo hacía que no comentaba por aquí. Lo primero, por supuesto, es mandarte un fuerte abrazo.
    Me fascinan la mayoría de tus opiniones sobre el arte y la literatura. He leído libros por tu sola recomendación y sabes que mi mirada sobre el arte contemporáneo está muy influenciada por tu lectura. Sin embargo, no dejas de descolocarme cada vez que hablas de una serie. Me pasó con Lost, que vi en gran parte por tu recomendación, y se me cayó de las manos -de los ojos- a partir de la cuarta (¿era la tercera?) temporada, a base de esquivar sus propios planteamientos para convertirse en un bodrio lamentable que huía hacia delante en cada giro del guión. Y me ha pasado ahora con Fringe... ¿de verdad te obsesiona? La estoy viendo, por inercia, y cada capítulo me parece peor que el anterior. Su pseudociencia es pseudopensamiento. Creo que los guionistas de esta serie nos llaman bobos a cada nuevo supuesto dilema que plantean. Por eso, no deja de asustarme que realmente te apasionen tanto estas series. ¿Suspendes el juicio crítico temporalmente o realmente te dicen algo?
    Recibe un abrazo fortísimo. Tenemos pendiente un encuentro por aquí. Sabes que cuando quieras.
    Galder

    ResponderEliminar
  3. querido galder, me alegro, por supuesto, de que vuelvas por aquí. y lo primero, también, es reenviarte ese abrazo desde la calurosa murcia.

    te entiendo perfectamente. en efecto, con las series no utilizo la misma vara de medir que con la literatura. parto de la base de que no voy a encontrar allí un gonçalo tavares o un vila-matas, y me contento con que me entretengan. lo único que pasa es que yo me apasiono demasiado rápido con las cosas. y como, en efecto, "suspendo" temporalmente mi "juicio crítico" enseguida acabo alabando virtudes que quizá no sean tales. eso me pasa con fringe. sé que es un cosita de andar por casa. pero me gusta una barbaridad. me he visto las dos temporadas en apenas tres semanas.
    lost quisiera pensar que es otra cosa. no es una narrativa de morirse, pero sí que juega en una división diferente a la de fringe. aun así, también esto acaba siendo una cuestión de fidelidades. yo me dejé engañar fácilmente. a lo mejor con el arte y la literatura cuesta más trabajo engañarme, con las series, o incluso con el cine, como me pillan desprevenido, me la meten doblada una y otra vez. lo bueno del asunto es que no me importa si la cosa me entretiene y me sirve para pasar el rato.
    en fin, que quizá sea mejor no fiarse de mí (y eso va por todos) en este tipo de cuestiones. quizá tampoco sea muy bueno hacerlo en libros o arte. pensándolo bien, quizá lo mejor sería no fiarse de mí de ningún modo.

    en fin, abrazos varios. y por supuesto, tengo pendiente una visita al norte.

    ResponderEliminar
  4. Hola MAHN,
    Gracias por tu respuesta. Espero que no te sentara mal la pregunta...
    En el fondo, es una cuestión hermenéutica que me plantea muchas dudas, porque quizá la peor crítica que a uno le pueden hacer sobre su trabajo es que se leyó-vio precisamente en un estado consciente de suspensión del juicio crítico. Yo me imagino eso en mi persona y se me caería el alma al suelo.
    ¿Lost en otra división? No sé... Yo con Lost tengo un terrible problema, porque devoré el principio, pero me sentí cada vez más traicionado con el desarrollo de la trama, qeu poco a poco, devino un atentado contra la inteligencia. Creo que me rendí definitivamente cuando nombraron a Jeremy Bentham.
    Mi problema con Lost es que no bajé las defensas para ponerme a verla.
    En fin... un abrazo fuerte. Hablando de cosas importantes: sentí mucho el descenso del Real Murcia. A ver si nos vemos un día.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario