Memorial Day
El lunes pasado, 31 de mayo, se celebró aquí el Memorial Day, un día en el que se recuerda a los soldados americanos caídos en acto de servicio a su país. Originado en 1868 como recuerdo a los muertos de la Guerra Civil, después de la I Guerra Mundial se consolidó como un día para rendir tributo a los americanos fallecidos en todas las guerras. Hoy es una de las fechas centrales del calendario festivo. El país se paraliza, los pueblos se llenan de desfiles y fiestas de recuerdo, y a las tres de la tarde los ciudadanos bajan un momento la cabeza y recuerdan a aquellos que han sacrificado su vida. No sólo las madres lloran a sus hijos, sino que, por un momento, el pueblo entero se convierte en familia y todo el país hace memoria. Observar el sentimiento real de los ciudadanos americanos por estos “hijos de la patria” es una experiencia emocionante que la salta a uno las lágrimas.
Sin embargo, junto a ese recuerdo sincero, también es necesario observar, la presencia en estos actos de una afirmación de un belicismo heroico y una concepción del mundo como un lugar en lucha continua entre buenos y malos. Y sobre todo un sentido de la justicia universal donde Estados Unidos tiene la tarea mítica de salvar a la tierra de sus tiranos. Sus víctimas son, entonces, héroes que merecen el recuerdo. El enemigo es un villano que debe quedar en el olvido. Desde luego, las cosas son mucho más complejas. Es necesario recordar, pero hay que buscar un recuerdo más allá de lo heroico y lo épico, un recuerdo que dé cuenta del sinsentido de la violencia y de lo absurdo de morir y matar. Quizá sea éste el recuerdo más terrible.
Sin embargo, junto a ese recuerdo sincero, también es necesario observar, la presencia en estos actos de una afirmación de un belicismo heroico y una concepción del mundo como un lugar en lucha continua entre buenos y malos. Y sobre todo un sentido de la justicia universal donde Estados Unidos tiene la tarea mítica de salvar a la tierra de sus tiranos. Sus víctimas son, entonces, héroes que merecen el recuerdo. El enemigo es un villano que debe quedar en el olvido. Desde luego, las cosas son mucho más complejas. Es necesario recordar, pero hay que buscar un recuerdo más allá de lo heroico y lo épico, un recuerdo que dé cuenta del sinsentido de la violencia y de lo absurdo de morir y matar. Quizá sea éste el recuerdo más terrible.
A mi hay cosas que me despiertan una sana envidia de los estadounidenses. Una de ellas que no se averguenzan de serlo.
ResponderEliminarEspaña ha sido un país que ha jugado un importante papel a lo largo de la Historia Universal, en ocasiones épico y grandioso, otras veces oscuro y lamentable, pero no creo que haya que avergonzarse de ser español ni de tener una bandera.
En USA me llamó la atención que eso que vemos en las películas de las banderitas de las barras y estrellas por todas partes es cierto. Centenares de edificios en Manhattan que coronan sus impresionantes alturas con la enseña nacional, modestas casitas de Queens o Brooklyn con su pequeña banderola en la fachada.
Empieza un partido de la NBA en el Madison Square Garden y todo el mundo se pone en pie respetuosamente y guarda silencio mientras una cantante te pone los pelos de punta con su versión a capella del himno nacional. Ya ni te cuento cuando lo escuchas en el puente Verrazano rodeado de 60mil corredores al empezar el Marathon.
Y ellos mismos son los primeros en salir a criticar lo que consideran innecesario, pq si fuera de USA se ha protestado por Vietnam o Irak, allí mismo tb hay voces contestatarias con la política gubernamental, pero ello no quita para que RESPETEN a aquellos que han luchado por su país hasta la muerte.
Y más que por su país, en realidad, por OTROS países, pq sí, habrá intereses espúreos de por medio en ocasiones, y primero llevamos la guerra y luego reconstruímos el país (cobrándolo, claro), pero hay ocasiones en que mal que les pese a muchos si no llega USA como guardia de la porra en Francia estarían hablando en alemán y en la ex-yugoeslavia aún estarían los chicos de Radovan haciendo limpieza, pq los de la UE se la cogen con papel de fumar y además tienen ejércitos que parece que solo sirven para la paz y no para la guerra, que es para lo que tiene que servir un ejército.
Otra cosa, como bien dices, es que resulta lamentable que sigamos teniendo la necesidad de solucionar las cosas a tiros. Y no miremos a guerrillas emboscadas en junglas lejanas, que cada día en España hay media docena de prójimos que solucionan sus diferencias a hostias y alguno se queda en el camino, en ocasiones por un quítame allá ese roce en el coche.
Ojo, que en USA tb, que aquello no es tampoco el paraíso, con el agravente además de que aquí el jenares de turno como mucho coge la barra antirrobo del coche y te la casca en los sesos, que si lo ves venir y sales corriendo igual te libras, pero allí ya puedes correr que las balas de las pistolas que cualquiera puede comprar siempre corren más que tú.
De todas formas, volviendo al respeto por los que combatieron bajo la bandera de las barras y estrellas, creo que probablemente la respuesta esté en el orígen de la nación.
En la vieja Europa casi todos vivimos en países que han sido mantenidos como tales durante siglos por la fuerza del poder impuesto por monarcas o emperadores. En USA el país nace como forma voluntaria de unirse territorios independientes que buscan lo que tienen en común y hacer la fuerza con la unión, como dice el refrán.
Son ellos los que deciden constituirse en conjunto, su Carta Magna comienza diciendo "We the people", nosotros el pueblo.
En Europa hubo (y habrá) revoluciones pq tenemos la herencia de un poder al que nos hemos visto sometidos. En USA nunca habrá una revolución, pq el poder son ellos.
Y entre bomberos no vamos a pisarnos la manguera.
Hola! He sabido de tu blog a través de Antonio rentero, bueno, de su propio blog.
ResponderEliminarSi todos nos aplicásemos el lema "No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a tí",el mundo no necesitaría de ejércitos. ¿Utopía? No lo creo.
Allí tienen la consideración de dedicar públicamente unos momentos de respetuoso silencio en memoria de aquellos que dieron su vida por la patria (a alguno le entrarán escalofríos al leer esta palabra).
Creo que aquí vamos venciendo esa "timidez" para reconocer la valentía de hombres y mujeres que perdieron su bien más preciado defendiendo con ese gesto la vida de otros y salvaguardando incluso las de generaciones que estábamos por venir.
Querido Antonio, muchas gracias por tu comentario y por la recomendación del blog. Ya me queda menos, apenas dos semanas, para poder invitarte a una cerveza murciana.
ResponderEliminarAl hilo de tu reflexión y del comentario de Samotracia: la verdad es la cuestión es complicada, y hay que mirar siempre las cosas buscando las contradicciones que hay en ellas.
Por supuesto, hay que recordar. Hacer memoria es fundamental. Y ese sentido de la memoria y de la comunidad que tienen los americanos es envidiable. Sin embargo, hay un peligro en el recuerdo, y es el peligro del heroísmo.
La historia épica es siempre una historia de la violencia. La historia que reconoce la muerte del soldado como un sacrificio del héroe en el campo de batalla (aunque esa batalla haya sido necesaria; a Hitler no se le vencía 'afeándole la conducta') es una historia que contribuye a la reproducción de la violencia y la batalla.
Por eso hablaba yo de buscar otras formas de recuerdo que no sean épicas y heróicas. Es decir, no unas formas de recuerdo que nos salten las lágrimas y nos pongan los pelos de punta, sino una commemoración que nos haga enrojecer de vergüenza y sentir verdadero asco por esas cosas metálicas que quitan la vida.
la guerra nos obliga a ser "heroes", si no lo somos, si no queremos serlo, nos sentimos "confusos" y "perdidos". como estamos todos ahora en el centro de tantas guerras que no deseamos... Marta
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