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El no va más II

Pues resulta que la cosa era aún peor de lo que me esperaba. Me habían dicho que tenía que tocar el piano entre dos momentos, cuando casi nadie escuchaba, y que apenas iba a venir gente. Y, por lo que se ve, era para no atemorizarme. Porque ha ocurrido todo lo contrario. He tenido que inaugurar la gala, con la sala oscura y un foco sobre mi cabeza. Y el "apenas nadie" han sido mil y pico personas. Esto es como desvirgarse en la Mansión Playboy, o pasar de conducir un ford fiesta y aparcar decentemente a estar sentado en un McLaren enfrente de Raikkonen. Vamos, una locura.

Supongo que para los músicos acostumbrados, esto es una tontería, pero para mí, que me pongo nervioso cuando en el salón de casa hay más de tres personas, ha sido un auténtico disparate. Claro, con esos mimbres, la improvisación ha salido de aquella manera. No mal del todo, pero no lo bien que podría haber quedado en condiciones ideales. Como he visto que no me encontraba cómodo del todo, he optado por la versión conservadora de la improvisación. Cuando he notado que no tenía los dedos para muchas florituras, he decidido no arriesgar demasiado y asegurar la cosa en lugar de adentrarme en un territorio que podría haber sido más brillante, aunque también mucho más peligroso. Al final, la cosa ha resultado pasable y yo he acabado con vida. Eso sí, con la impresión de que en una de estas me voy para el otro mundo.

Comentarios

  1. De verdad te lo digo, Miguel Ángel: ¡¡¡QUÉ GÜEVOS TIENES!!!

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  2. Mañana te llamará la ministra para realizar un rescate en Afganistan...jeje es broma. Enhorabuena, es cierto eso de ahí arriba, que huevos.

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  3. Estoy enganchada a tu blog. Sin más.

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  4. Nadie estaba más cerca, de hecho ni tu amada esposa, que ella estaba en la segunda fila y yo me senté delante :-) y como testigo de excepción debo decir que estuviste ABSOLUTAMENTE FENOMENAL!!!

    No tropezaste al subir los escalones, no chirrió el taburete al acercarlo al piano, acercaste este al piano y no al revés, no te pillaste los dedos con la tapa, cuando acabaste no tropezaste al bajar las escaleras... vamos, lo que se dice estar bien bien.

    Ah, la música... sí, no estaba mal aquello... :-)

    Evidentemente es broma, fue magnífico verte ahí y sobre todo ESCUCHARTE y saber que todo aquello que sonaba tan bien lo disfrutaban varios cientos de personas que te aplaudieron con ganas.

    Enhorabuena y ¿para cuando tu presentación como concertista?

    Un abrazo bien fuerte.

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