Llego a casa después de un día de locos. Creo que hoy he llegado al límite de mis capacidades. He tenido que escribir la crítica del faro, la columna de la razón, preparar una clase y una conferencia, y luego, lo más difícil, tener que darlas. He acabado hecho fosfatina, y además sin amigos, porque para poder concentrarme he apagado el móvil y no he cogido una sola llamada. Esto tiene que cambiar como sea.
Cuaderno de bitácora de Miguel Ángel Hernández. Reflexiones apresuradas sobre arte, literatura y cultura visual.
Así estamos un poco todos, MAHN, con la lengua fuera, pero a poquitico que a aguantes, se acabará la mala racha y podrás encontrar el tiempo necesario para respirar, cargar baterías y pasar un buen rato con los amigos que tanto te echamos de menos. Un abrazo
ResponderEliminarmahn, lo del best-seller ¿cómo lo llevas?
ResponderEliminarPor regomellarme en el agobio, digo...
;-)
Sobrevivirás...
ResponderEliminarEsa agobiante rutina es la que mantiene activas las mentes, y, pese a ser agobiante, fuerza un poquito el coco para que no caiga en apatías poco fructíferas, al menos en mi caso.
Un saludo :)