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Mostrando entradas de julio, 2014

Presente continuo (semana del 18 al 24 de julio)

VIERNES 18 / Tecnología digital Pasas toda la mañana intentando recuperar un ebook que descargaste hace unos años y que ahora no se abre porque el dispositivo para el que lo compraste ya no lo usas. Es un libro que necesitas para terminar el programa de la asignatura que impartes el año que viene y que tendrías que leer en este momento. Pero ya no está; se ha volatilizado. Y ya no puedes volver a descargarlo porque ahora los formatos han cambiado. Esto nunca habría ocurrido con un libro en papel. No se pasan de versión, se pueden abrir siempre. Las tecnologías digitales, sin embargo, se vuelven obsoletas casi de año en año. Quién sabe si todos esos ebooks que uno descarga serán legibles en un futuro. O habrá que volver a comprarlos y descargarlos de nuevo si alguna vez los necesitamos. Vivimos en tiempos móviles, donde todo cambia de la noche a la mañana. No es posible pensar que las cosas que hoy usamos podamos guardarlas para más tarde. Esta es una civilización del presente, no del

Presente continuo (semana del 11 al 17 de julio)

VIERNES 11 / El libro tachado Por la mañana temprano, reunión de departamento. Al final no tomáis ninguna decisión y tienes la sensación de haber perdido toda la mañana. Hay en la universidad una pulsión de reunión que no logras comprender. Cuando regresas a casa, terminas la lectura de  El libro tachado , el ensayo de Patricio Pron que te ha acompañado durante estos días y que has degustado poco a poco, desando que no se acabase nunca. Pron es uno de los escritores que más admiras. Cuando leíste  El comienzo de la primavera  sentiste que habías encontrado por fin el escritor que andabas buscando. No has parado de recomendar esa novela desde entonces. Y desde ese momento lo has seguido y lees con entusiasmo todo lo que escribe.  El libro tachado , sobre el que probablemente vas a escribir con más detenimiento, se adentra en territorios que están muy cerca de tus intereses: la desaparición, el silencio o el ocultamiento. Dedicaste tu tesis a hacer algo parecido pero en el ámbito de l

Presente continuo (Semana del 4 al 10 de julio)

VIERNES 4 / Masaje Despiertas temprano. A las siete ya no puedes seguir durmiendo. Dos semanas y media en el sillón ya comienzan a cansarte y el cuerpo se resiente de mantener día y noche la misma posición.  A media mañana comienzan los masajes sobre las partes operadas. Llegas a la clínica, te subes como puedes sobre la camilla y la enfermera conecta una máquina de la que sale un dispositivo extraño que se posa sobre tu cuerpo. El ruido te recuerda al de los drones de las películas de ciencia ficción. El dolor ya es otra cosa. La piel está aún sensible y notas las vibraciones como si fueran pellizcos y pequeños bocados. Es necesario para que baje la hinchazón, dice. El dolor es bueno, te convences. Antes de eso, te ha pinchado varias veces en el abdomen para ver si quedaba líquido tras la operación. Parece que todo va bien, pero debes seguir llevando la doble faja. La que tienes ahora y que apenas te deja respirar la ve demasiado holgada; necesitas más compresión. Sales de la

Presente continuo (semana del 27 de junio al 3 de julio)

VIERNES 27 / Ser cuerpo A las siete de la mañana ya no puedes más y estás deseando levantarte –o al menos ponerte de pie–. Te revuelves cien veces en el sillón hasta que R. se levanta y te ayuda a incorporarte. Hoy te curan la cicatriz y por primera vez vas a poder ver tu cuerpo después de la operación. Quizá te quiten los drenajes. Eso es lo que más necesitarías en este momento. Te acerca R. a la clínica. Andas encorvado y con los drenajes en una bolsa amarilla. Por mucho que quieres ocultarlos, los tubitos de plástico llenos de seroma acaban apareciendo. Tardas dos muñequitos verdes en cruzar el paso de peatones de la Avenida Juan Carlos I. Y cuando llegas, antes de sentarte la enfermera te hace pasar a la sala de curas. Entre dos, como pueden, te bajan la faja y descubren la cicatriz. Es la primera vez que te ves. Y te mareas un poco. Es como mirar otro cuerpo. Es tu piel, pero está en otro lugar, de otro modo. Sin duda, el sentido que Freud dio al término “lo siniestro” es ést