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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Antropologías estivales

Una de las cosas que más voy a echar de menos de este verano que se ha ido son, sin duda, algunos programas de televisión como “Ola, Ola” (Cuatro) o “Arena Mix” (Antena 3), verdaderos estudios antropológicos acerca de la fauna que puebla las playas y los lugares de vacaciones durante los meses de calor. Aunque es posible imaginarse lo que va a aparecer por la pantalla, la realidad supera siempre con mucho las expectativas creadas, y enseguida le entra a uno la vergüenza ajena, que afortunadamente culmina en un distanciamiento crítico necesario para no borrarse definitivamente de la especie humana. Entre las cosas más sorprendentes está lo que podríamos llamar “pulsión de desfase”, una suerte de tendencia a mostrar una alegría desbocada y una sobreactuación desmedida en el momento en el que aparece por algún lugar una cámara de televisión. La entrada en escena de la cámara pone en juego el desfase más absoluto, haciendo que todo el mundo se “salga de madre”, como si tuviera que ext

El tiempo es más antiguo que la luz

Sostiene Enrique Vila -Matas que hay escritores de libros y escritores de obra. Los primeros crean textos singulares e independientes que pueden ser considerados de modo autónomo, libros que, en cierta manera, son como monumentos que se valen por sí solos, con independencia incluso del autor que los creó. Los segundos, entre los que él se incluye, van configurando poco a poco un discurso que va creciendo libro tras libro, de modo que cada uno de los textos, aunque evidentemente pueda ser leído de manera independiente, cobra su sentido último y obtiene su verdadero valor en la secuencia que ocupa en la producción del escritor. Esta tipología de escritor se parece mucho a la del artista contemporáneo, que ya no ejecuta obras maestras, sino que crea una obra a partir de una trayectoria, elaborando y haciendo crecer un discurso, trabajando unas preocupaciones e intentando resolver unos problemas que él mismo se ha dado. Sin lugar a dudas, Ricardo Menéndez Salmón pertenece a la categorí

Cóctel de libros

Recupero, poco a poco, la normalidad lectora. Después de un verano compulsivo, ahora las cosas ya van más lentas. La rentrée al trabajo ha venido con exámenes varios y algún que otro texto que debía entregar. Aun así, he podido leer alguna cosa estos días. Sin duda, la joya es La luz es más antigua que el amor , de Ricardo Menéndez Salmón ( Seix Barral ). Un lujo de libro que me ha tocado y conmovido por varias razones (personales y académicas) que contaré con detenimiento en un próximo post. Dedicaré a este libro una reseña extensa en unos días. También leí Brindis , de Ismael Grasa ( Xordica ). No dije nada aquí. Pero me parece una novela redonda. Supuestamente simple, pero sutil y equilibrada. Cayó, asímismo , Pantanosa , de Francisco Miranda Terrer (Libertarias), una novela generacional que a los murcianos nos resulta entrañable y curiosa, aunque no sé si tanto para los lectores de otros lares. Seguí ahondando en Philip Roth , y después de Sale el espectro , que me pareció

Columna SalonKritik. Ideas infectadas

We Never Sleep. Ideas infectadas - Miguel A. Hernández-Navarro A José Luis Brea, in Memoriam “Si puedo ver el mundo más allá de mi desaparición, es que soy inmortal” Jean Baudrillard [Nota: Mientras redactaba este texto recibí la noticia de la muerte José Luis Brea. Tras la conmoción y la tristeza, inmediatamente pensé en que debía dejar de escribir, y que hablar de imágenes, de películas o de ideas culturales no tenía demasiado sentido en un momento así. Pero después lo medité unos segundos y continué la escritura, sin modificar ni un ápice el texto, intentando hablar de imágenes… a pesar de todo. José Luis siguió hasta el último momento disfrutando del conocimiento y de la escritura. Miraba siempre hacia delante, hacia esa comunidad por venir de la que siempre habló. Pensé entonces que el mejor homenaje que podía hacerle en ese momento era continuar escribiendo el texto tal y como lo había comenzado, siguiendo el camino que él abrió. No es necesario decir nada más.

JLB. El explorador y la luz

Hace ya más de una semana que perdimos a José Luis Brea y aún no he podido escribir nada en condiciones sobre él. Siento, más que nunca, que me faltan las palabras. Es algo que me ha ocurrido en muy pocas ocasiones. Pase lo que pase, siempre, al final, encuentro algo que decir. Pero en este caso me resulta muy difícil poder escribir algo con sentido. Y creo que eso le ha ocurrido también a otros muchos. Es curioso que casi todos los blogs y páginas que se han hecho eco de la pérdida, tras anunciar la noticia, ceden la palabra a Brea y adjuntan un texto suyo. Para hablar de su ausencia ha sido necesario afirmar su presencia. La presencia de su pensamiento y la intensidad de sus escritos. ‘Los últimos días’, ‘La escritura póstuma del nombre propio’, o el bello y lúcido ‘ Mineralidad absoluta’ han dicho todo lo que había que decir mejor que cualquiera de nosotros. Aun así, sabiendo que no es posible decir nada, creo que en este no(ha)lugar hacen falta ahora unas palabras sobre Brea. Lo q

Las últimas palabras, los primeros pasos

Siempre, al final, sus palabras. Y nada más. Y nada menos. El último escrito. Y ahí la verdad toda. Si no revelada, sí al menos presente, viva, en el latido de un piedra, en el abrazo mudo –pero inevitable– de lo mineral. Y ahí también la reverberación , que no cesa. El eco, que nos atraviesa. La voz, que permanece. Siempre en la palabra. En la palabra como cosa, en la piedra de las letras. El trazo, duro y firme, y sin embargo inmaterial, evanescente, escrito sobre la pantalla de luz, rasgando la iconostasis de lo irrefutable. La risa del cristal, sí, es cierto, pero también el duelo del pensamiento. Y no sólo dolus , sin o sobre todo duellum . Dolor, tristeza, pesar, pero también batalla, guerra, combate. Una lucha entre las palabras y las cosas, entre el lenguaje y lo real, entre lo que se pierde para siempre y lo que ya nunca más se irá de nosotros. Gracias José Luis. Por todo. Mineralidad absoluta (el cristal se venga) - José Luis Brea El cristal ríe –decía Smithson. Hay toda u

José Luis Brea, In Memoriam

Qué difícil es ahora decir nada. Mejor entonces guardar silencio. Y volver a leer lo que ya ha sido escrito. Aunque dijeras mil veces Noli me legere . Has sido siempre nuestro Ruido secreto. Y lo seguirás siendo mientras haya palabras para decirlo. Espéranos allí, tras ese tercer umbral cuya luz ya has podido ver. Aquí mañana quizá podamos escribir. «Es así la escritura la única que posee el poder de devolver lo pasado, de rescatar el tiempo. Y, al mismo tiempo, es en ella -en la escritura- y sólo en ella donde puede constituirse un sujeto -el del narrador, al mismo tiempo autor. Como territorio de ese misterioso rescate, de ese recobramiento -que, en última instancia, es el de sí mismo: su propia producción. Sólo en este espacio de la escritura el sujeto se constituye como identidad no totalizada de acontecimiento -y sólo en la lectura y por su gracia puede el espectador, el lector, obtenerse a sí mismo como por emanación, por contaminación y simpatía, por reverberación y sintonía.