Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2007

Doscientos

Nueve meses después, "no(ha)lugar" cumple doscientos posts . No sé cuál será el equivalente en años humanos, pero es posible que sea algo semejante a la primera adolescencia. Una época de cambios, en cualquier caso. Cambios que también han llegado a mi vida profesional. Una nueva etapa, más ilusionante si cabe, pero también más compleja. Después de doscientos posts , y después de los cambios, en los últimos días, estoy pensando qué hacer con el blog. Ahora que tengo alumnos, no sé cuál puede ser su reacción a las cosas que cuento aquí. Muchos no se enterarán, eso es seguro. Pero creo que otros muchos sí caerán aquí, aunque sea por casualidad. No tengo miedo, sino curiosidad. A mí me habría resultado bastante chocante poder acceder a ciertos aspectos de la vida de algún profesor. Pero me tuve que contentar con los cotilleos de los pasillos. Una de las cosas que pienso estos días es hacer el blog aún más exhibicionista. Exponer aún más mi intimidad. Es decir, exponerla realmen

Tareas pendientes

Me pongo a mirar la lista de tareas pendientes y casi me da un síncope. Necesitas un plan, me dicen. Y yo me pongo manos a la obra. Como siempre he hecho, configuro horarios imposibles de cumplir, con apenas horas de sueño y sin un sólo minuto para vivir. Y ni aún así me cabe todo. Y ahora con las clases, ni hablamos. Digo yo que habrá que prepararlas. Y es el primer año de 4 asignaturas. Voy a tener que renunciar a cosas que me gustan, y también a cosas que sería importante hacer. Pero algo tengo que dejarme o me temo que perderé la cabeza. Ya veremos. He comprado un recipiente por si acaso. ---

Escritura desiderativa

El trabajo me sobrepasa. Hoy no he tenido apenas un minuto de respiro. Sin embargo, durante todo el día, las ideas iban y venían con una rapidez pasmosa. Se me han ocurrido varios cuentos, una novela, un libro de ensayos y hasta unos cuantos poemas. Y todo eso mientras viajaba en la moto de un lugar a otro, mientras hacía como que escuchaba a quien me hablaba, y mientras en el retrete tomaba un respiro (no demasiado profundo). Siempre me ocurre igual, cuando más acelerado estoy, más creativo me vuelvo. No puedo hacer nada con el sosiego y la calma. Necesito este no parar para crear. Sin embargo, no encuentro el tiempo para sentarme en condiciones. Más que nunca, en estos momentos, me doy cuenta que la escritura es un acto de deseo, y que el deseo se acrecenta con la imposibilidad. ---

Perder el rostro

Retiro mi foto del perfil del blog. Durante mi estancia en Amsterdam, conocí a una guapa gaditana que hacía una tesis sobre los diarios de Virginia Wolf. Hablando sobre la escritura y la intimidad, me recordó la idea de Deleuze: "escribir, perder el rostro". Desde entonces, la idea me ha seguido rondando la cabeza. Hasta que me ha hecho perderla, al menos en parte. Por eso ahora pierdo mi rostro y se lo cedo a Cioran. Y me recuerdo también una cita magistral: El pesimista debe inventarse cada día nuevas razones de existir: es una víctima del 'sentido' de la vida.

Empezando

Primer día de clase. Buenas sensaciones. Después de más de un año en blanco, parece que no se me ha dado tan mal. Siempre he tenido una relación contradictoria con la docencia. Lo mío es leer y escribir, y me cuesta horrores tener que hablar en público. Disfruto mucho más encerrado en la habitación que frente a los demás. Pero, al mismo tiempo, con la docencia (cuando sucede de verdad) hay una extraña satisfacción por el conocimiento transmito que no es igual a la de la escritura. La escritura pone en suspenso la recepción. Es un futuro, un deseo (aunque se goza al escribirla). Pero la comunicación oral produce la recepción al instante. La sensación de estar comunicando, de transmitir es mucho más acentuada que con la escritura. Es posible ver el efecto del conocimiento en el otro, en sus ojos brillantes y en su cara de sorpresa. Creo que siempre he dicho que no me gusta dar clase. Pero confieso que es una pose. Me encanta. En el fondo, disfruto muchísimo. Eso sí, cuando hablo de lo qu

Acabado

Fin de partida. Llego a casa por fin después de dos semanas. Tenía ya ganas. Dos semanas es un tiempo incómodo para estar de viaje: demasiado para un viaje, y apenas nada para una estancia. Además, aquí me estaba esperando womahn con el primer episodio de la tercera temporada de Prison Break. Episodio que vimos nada más llegar, eso sí, tras los correspondientes arrumacos, caricias y cosas de las que me he visto privado estos días holandeses. Al llegar a casa, reflexiono sobre estos días. Días de trabajo duro, pero también de expansión, en todos los sentidos. He conocido a gente muy especial. Personas que me han planteado nuevos desafíos y nuevas maneras de afrontar las cosas. En cierto modo, esta experiencia ha sido realmente esencial. Espero repetirla algún día. De momento, parece que la exposición, con su respectivo Encuentro, va a viajar a lo largo del año que viene a Belfast y Oslo. No he estado en ninguno de los dos sitios, así que la ilusión es doble. Ahora, frente al ordenador,

Acabando

Esto va llegando a su fin. Dos días más. Y yo, reventado pero feliz. Después de unos días de intenso trabajo, saco unos segundo para escribir. Ayer inauguración de la exposición 2Move. Éxito de público y crítica. La verdad (y no es por nada) es que ha quedado la mar de bien. Mejor que en Murcia. El espacio que hemos utilizado (3 plantas del museo) ha permitido un montaje por secciones, con muchas menos piezas por sala, cosa que viene muy bien para no saturar al visitante con todo a la vez. Ayer exposición, y hoy las dos intervenciones. La verdad es que estaba algo nervioso por tener que hablar en inglés. Pero al final ha salido. Sí. Salir ha salido. Cómo, ya es otra cosa. Me han dicho que se ha entendido todo. Ahora, no sé cómo habrá sonado. Conforme me iba oyendo, me daba la sensación de que aquello no tenía ni pies ni cabeza, y que nadie se iba a enterar de nada. Y creo que algo de eso ha tenido que haber, porque después de la conferencia todos me han felicitado. Decían que era una c

Plaza

Y se cumplió el deseo. Vuelvo a la Universidad. Después de estar más de un año sin dar clase, al final he podido conseguir la plaza en Murcia. Aún lo estoy asimilando. Cuando me haga a la idea, os contaré con más detalle. De momento, y hasta dentro de una semana (que regrese a Murcia), lo celebraré como pueda en Amsterdam. Estoy solo, y las tentaciones son muchas, pero mi espíritu es fuerte, y mi bolsillo, débil, así que no corro peligro de ser acarreado a los terrenos de la lujuria. Me contentaré con acabar de leer el último libro de Vila-Matas. Eso sí que es placer del bueno. ---

Stuttgart

La generosidad de Mieke Bal no conoce límites. Gracias a ella, he podido asistir en Stuttgart a la inauguración de la gran antológica de Stan Douglas , uno de mis artistas favoritos, que he podido conocer en persona durante la cena. La exposición es increíble, la mayor que se ha realizado del artista hasta el momento. Están prácticamente todos los vídeos desde 1987. Yo sólo había visto una pieza en vivo y las demás en reproducciones, y aún así había quedado fascinado. Así que podréis comprender lo que ha supuesto para mí tenerlas todas juntas por primera vez. Me he desfogado pasando casi un día viendo las obras. La obra de Stan Douglas trabaja con los códigos de la imagen cinematográfica-espectacular y los hace pedazos. En sus vídeos se pone en evidencia el mecanismo de construcción de la ficción y la narrativa, de modo que todo se suspende. Utiliza tecnologías obsoletas para contar nuevas historias. Tecnologías anacrónicas. De hecho la exposición de Stuttgart se titula Pasado imperfec

Amsterdam again

Otra vez en Amsterdam. Ahora son dos semanas. Dos semanas de intenso trabajo. Primero la exposición 2Move: Double Movement/Migratory Aesthetics , que ya está casi montada en el Zuiderzee Museum de Enkhuizen, una pequeña ciudad a una hora de Amsterdam. Y la semana que viene, el II Encuentro de Estéticas Migratorias, en la Universidad de Amsterdam. Creo que ya con esto doy punto y final a un tema que me tiene ocupado ya casi año y medio. Mientras tanto, ahora los días son tranquilos. Y tengo algo de tiempo para pasear por la ciudad (esta vez sí). Menos mal que aquí las librerías no son buenas, aunque esta mañana han caído dos libros. Pero prometo no comprar más. A menos que la marihuana me haga cambiar de opinión. Y es que, aunque no fumo, el aroma del cannabis se cuela en la habitación del hotel, situado sobre un café-fumadero que se llama Amnesia. Hoy, por curiosidad, he tomado un café allí y he cogido un colocón que aún me dura. Ahora, mientras escribo esto, el olor persiste. Y tengo

(In)comunicados

Maravillosa la exposición de Jesús Segura en la Sala de San Esteban. Jesús es uno de los artistas que más me interesan actualmente. Su obra es lúcida como ninguna. Plantea cuestiones esenciales para entender la sociedad en la que estamos inmersos. Cuestiones como la relación entre tecnología y capitalismo, o tecnología y control del individuo. Pero sobre todo sus vídeos y fotografías son de una potencia visual y de una contundencia dificilmente superable. Y además es buena gente. Uno de los buenos, en todos los sentidos.

Las cosas

El fin del mundo ha comenzado. Y no tiene fin. Como una avalancha, las cosas estaban esperando. Las cosas. Sí. No puedo llamarlas de otra manera. Cosas que me ponen de mal humor. Reuniones, conferencias, marrones, llamadas... textos. Uno detrás de otro. Y en aumento. Estos días son como una gimcana (o como quiera que escriba), un movimiento incesante de un lado para otro. De una cosa a otra, dejándolas todas a medio para continuarlas después. Me recuerdo cada día más a un concursante del célebre "Si lo sé no vengo" que presentaba Jordi Hurtado en los ochenta. Mil cosas por hacer, y entre una y otra subo al escenario para decir: "si lo sé no vengo". Aunque quizá debería sentarme tranquilo y entonar el "si hay que ir se va, pero ir pa ná es tontería". Dios proveerá.

Nueva imagen

Cambio de imagen. Adios al grande entre los grandes, el maestro Duchamp. Los problemas que ultimamente tenía su tonsura para ser visualizada correctamente me han servido de excusa para dar rienda suelta a mi egocentrismo y poner mi propia foto. Retocada, por supuesto. He probado mil, pero la única que al final ha podido satisfacer mi ego ha sido mi ojo izquierdo en un espejo. Lo que queda en el espejo cuando dejas de mirarte. Nada. Un ojo que nada ve. O que sólo ve por medio de sombras. En cierto modo, así concibo este blog, como una mirada emborronada a la realidad. Una mirada miope. La mirada de un ojo protésico que me muestra como lo que soy, un vulgar gafopasta.